Ningún robot causará daño a un ser humano o permitirá, con su inacción, que un ser humano resulte dañado.
Todo robot obedecerá las órdenes recibidas de los seres humanos, excepto cuando esas órdenes puedan entrar en contradicción con la primera ley.
Todo robot debe proteger su propia existencia, siempre y cuando esta protección no entre en contradicción con la primera o la segunda ley.
Isaac Asimov
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