En el cine, el género ciencia ficción va acompañado de conceptos como robots, mutantes, personajes no reales, que en este tipo de películas se caracterizan por tener propiedades exclusivas de los humanos, como hablar, pensar, e incluso para algunos caminar, girar la cabeza o mover los brazos...
Recientemente han aparecido en la cartelera largometrajes donde los actores 'de carne y hueso' son sustituidos por seres creados por ordenador. No obstante, debido en los últimos años a la aparición de nuevas tecnologías aplicables también al séptimo arte, los ingenieros no han perdido su sitio en la producción cinematográfica. Muchos de los personajes que vemos actualmente en las películas necesitan tener una dimensión tridimensional, ser reales, y para ello deben ser creados por profesionales de la ingeniería.
A esta técnica se le llama animatrónica, utilizada en los medios audiovisuales para dotar de vida a los seres inanimados. No es más que la aplicación de la robótica real con el fin de construir máquinas articuladas que puedan servir como personajes en una película.
Estas y tras aclaraciones son las que ha dado a conocer Francisco Javier Coronillas, estudiante de Ingeniería de la Universidad de Cádiz en una charla sobre desarrollos animatrónicos y la robótica en el cine. Esta exposición está enmarcada dentro de las III Jornadas sobre Robótica, con motivo de la celebración estos días de la VI Semana de la Ciencia.
Orígenes y evolución
La animatrónica se comenzó a usar en Japón hace varios siglos. Una primera manifestación de esta ténica data de la época de la Corte japonesa, donde ya existían muñecas que se movían tirando de una cuerda que llevaban incorporadas en su interior. Con estas simples objetos, "los japonenes demuestran que van muy por delante de la tecnología norteamericana y europea", matiza Francisco Javier Coronillas.
En 1950, Walt Disney acuña el término 'audio-animatronics'. Lo hace para la versión original de la película Piratas del Caribe. En este largometraje, fabricar cada pirata costaba alrededor de un millón de dólares de la época (casi el doble del valor actual del dólar).
La primera película donde, excepto una actriz, todos los personajes son frutos de la animatrónica es Dentro del laberinto. "Resulta bastante complejo poner en marcha una película en la que la mayor parte del reparto sean robots, porque eso exige entre 10 y 12 personas por cada personaje animatrónico", precisa este estudiante de ingeniería.
Personajes tan famosos como E.T. o los robots R2D2 y C3PO de La Guerra de las Galaxias llenan las lista de seres animatrónicos aparecidas en la gran pantalla.
Además, crear figuras anomatrónicas requiere estudios anatómicos y antropogénicos, ya que los movimientos tienen que ser lo más fieles posible a los del ser humano.
La animación por ordenador llegó al cine de ficción en la década de los 90, pero no por eso la animatrónica quedó relegada en un segundo plano. "Los años 90 fue la década de la revolución de la animatrónica", afirma Coronillas. "Es el caso de la superproducción americana Parque Jurásico, para la que se crearon robots que luego serían los famosos Tiranosaurus de 5 metros de alto y 7 de largo. Tuvieron que trabajar previamente con un simulador de vuelo para crear los movimientos del animal y además, fue necesario utilizar energía hidráulica para ponerlos en práctica".
La animatrónica se comenzó a usar en Japón hace varios siglos. Una primera manifestación de esta ténica data de la época de la Corte japonesa, donde ya existían muñecas que se movían tirando de una cuerda que llevaban incorporadas en su interior. Con estas simples objetos, "los japonenes demuestran que van muy por delante de la tecnología norteamericana y europea", matiza Francisco Javier Coronillas.
La primera película donde, excepto una actriz, todos los personajes son frutos de la animatrónica es Dentro del laberinto. "Resulta bastante complejo poner en marcha una película en la que la mayor parte del reparto sean robots, porque eso exige entre 10 y 12 personas por cada personaje animatrónico", precisa este estudiante de ingeniería.
Personajes tan famosos como E.T. o los robots R2D2 y C3PO de La Guerra de las Galaxias llenan las lista de seres animatrónicos aparecidas en la gran pantalla.
Además, crear figuras anomatrónicas requiere estudios anatómicos y antropogénicos, ya que los movimientos tienen que ser lo más fieles posible a los del ser humano.
La animación por ordenador llegó al cine de ficción en la década de los 90, pero no por eso la animatrónica quedó relegada en un segundo plano. "Los años 90 fue la década de la revolución de la animatrónica", afirma Coronillas. "Es el caso de la superproducción americana Parque Jurásico, para la que se crearon robots que luego serían los famosos Tiranosaurus de 5 metros de alto y 7 de largo. Tuvieron que trabajar previamente con un simulador de vuelo para crear los movimientos del animal y además, fue necesario utilizar energía hidráulica para ponerlos en práctica".
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